La Garra – Técnica ancestral para disfrutar como arquitectos

Hoy es un día muy especial para mi: ¡me estreno oficialmente como nuevo miembro de Pedacicos Arquitectónicos!. Para celebrarlo como se merece hoy rendimos homenaje a una técnica ancestral muy practicada por cualquier pedacico que se precie:

(Redoble de tambores)
LA TÉCNICA DE LA GARRA
(Música épica)

Esta técnica ancestral desarrollada por grandes figuras de la historia como Bruce Lee, Son Goku o Bart Simpson. Consiste en 4 sencillos pasos:

1- Ponga en su computador su película/serie/videojuego favorito.

2- Coloque una mano en modo garra, en guardia, atenta, al acecho.

3- Cuando aparezca una imagen arquitectónica digna de ser recordada, utilice la garra para pulsar rápidamente el botón o combinación de teclas necesarios para hacer una captura de pantalla.

4- Repita durante el resto de su vida.

Tomb Raider. Crystal Dynamics – 2013.

Si no conocías esta técnica, bienvenido a un nuevo mundo. Cualquier película o cualquier recorrido en un videojuego se convertirá a partir de ahora en el viaje de descubrimiento de nuevas arquitecturas, nuevos enfoques e interacciones. Te darás cuenta de cómo el cine utiliza tomas exteriores para situar la acción antes de que comience a desarrollarse. De cómo muchos videojuegos nos sacan de la piel del protagonista para ofrecer una toma aérea general del próximo escenario antes de devolvernos al suelo e invitarnos a vivirlo desde dentro. De cómo desde J.R.R. Tolkien se ha hecho hincapié en la descripción del lugar como determinante de la narración.

Quizás los arquitectos estemos mejor entrenados que otros para comprender relaciones espaciales, pero el tipo de creación arquitectónica para el que nos preparan en la universidad no es ni mucho menos el único que existe. Tampoco somos nosotros los únicos capaces de llevar a buen término la arquitectura: todos hacemos arquitectura, jugamos a arquitectura, vivimos arquitectura y consumimos arquitectura. Hay incluso quien diría que la arquitectura es en esencia aquello que nos hace personas, ya que su función más básica es separar: el dentro del fuera, el arriba del abajo, lo mundano de lo divino, lo natural de lo artificial, lo humano de “lo demás”. ¿Acaso esto no ocurre exactamente igual en las arquitecturas “no construidas”? Si preguntáis a algún experto en el paleolítico si la primera arquitectura es pictórica, la conversación dará para un buen vino. Si preguntáis a un cineasta sobre el papel de la casa en “El silencio de los corderos”, con el resultado podríais preparar una conferencia deliciosa digna de la mejor escuela de arquitectura. La Garra es un homenaje a este mundo amplio e infinito ligado a la cultura desde el inicio de los tiempos, una técnica para reconocer a todos aquellos que hacen arquitectura más allá de los límites convencionalmente reconocidos por nuestra disciplina.

El silencio de los corderos (Silence of the Lambs). Jonathan Demme – 1991.

El momento actual representa una ocasión de lujo para poner en práctica la Garra. La cantidad ingente de contenido audiovisual que consumimos cada día hace de la selección un ejercicio heroico que bien merece la pena afrontar. No quiero saber cuantas películas de James Bond has visto, prefiero ver tu selección de las mejores tomas y encuadres. Imágenes que sirvan de excusa para grandes reflexiones y ensayos intelectuales, pero también para divertir la vista y el alma, echarnos unas risas en definitiva. Hay escenas capaces de cambiar de por vida el significado de las puertas, las escaleras o los cementerios. Otras que nos hacen exclamar un “¡Anda ya!” o un “¡Hostia! ¡No tenía ni idea!”

Xandalar. Guardians of the Galaxy. James Gunn – 2014. Inspirado en el diseño de los Jardines de la Bahía (Gardens by the Bay), construidos en Singapur en 2012.

Gardens by the Bay. Singapur. Wilkinson Eyre Architects – 2012.

Es el momento de poner la garra en guardia, de estar atentos a todo lo que pasa por delante delante nuestra, de ser espectadores profundos y no meros consumidores. Esto no es ni mucho menos una renuncia a lo tradicionalmente arquitectónico, al croquis, la bitácora de viaje y el papel cebolla, sino un llamado a ampliar nuestra cultura arquitectónica. Si tengo que elegir entre alimentarme de las representaciones de patios renacentistas de Benévolo o de las de Ubisoft, yo me quedo con las dos. Si algún día tengo la suerte de poder diseñar algo parecido, muy probablemente mi cliente haya paseado por las segundas. Las primeras permanecerán junto a los dibujos de mi bitácora para recordarme que, por mucho que intentara curarme, ser arquitecto es una enfermedad para toda la vida. Una dulce enfermedad.

— Corolario: algunos de mis resultados de La Garra entre enero y febrero de 2016.